LACTANCIA EN TANDEM
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LACTANCIA EN TANDEM
Una madre está amamantando a su hijo cuando al saber que vuelve a estar embarazada, decide no interrumpir la lactancia de su hijo y seguir dándole el pecho durante todo el embarazo. Una vez nacido el pequeño, amamanta a los dos conjuntamente o por separado. Esto es la LACTANCIA EN TANDEM.
Está científicamente demostrado que el solapamiento de embarazo y lactancia no afecta negativamente al desarrollo fetal. Sea cual sea el coste, éste repercute en la madre aunque no parece que dicho coste sea excesivamente alto.
En un estudio prospectivo de búsqueda, captación de casos y recogida de datos en una encuesta, que realizamos en Barcelona a finales de 1999 (los ítems de la encuesta se recogen en el Anexo I del documento) de las 47 madres entrevistadas que habían decidido no destetar, las pocas a las que se detectó anemia en el embarazo con lactancia también se les había detectado en el primer embarazo. Incluso hubo algún caso en el que la tuvieron en el primer embarazo pero no en el segundo y ninguno a la inversa. Tampoco hay evidencia científica de que amamantar durante el embarazo aumente las probabilidades de sufrir abortos o partos prematuros. Está documentado el hecho de que la estimulación de los pezones durante el embarazo produce contracciones. Cerca del 60% de las madres entrevistadas en dicho estudio reconocieron haber tenido contracciones mientras su hijo mamaba pero en todos los casos cedían espontáneamente al momento que el niño soltaba el pecho y ninguna de estas madres tuvo amenaza de parto prematuro, ni la duración del embarazo en semanas varió significativamente en relación al primer embarazo sin lactancia.
Las madres que deciden compaginar lactancia y embarazo inician un viaje con un destino incierto. La razón principal de su decisión suele ser el respeto a las necesidades del hijo mayor, seguida del deseo de vivir la experiencia en sí misma. Sin embargo algunas madres, a pesar de empezar con ilusión, destetan al poco tiempo por lo general debido a la extrema sensibilidad de los pezones durante el primer trimestre que hace que la lactancia les resulte dolorosa o desagradable. Otras, que lo viven positivamente, pueden encontrarse con la sorpresa de que es su hijo quien se desteta por su cuenta. Alrededor del 60% de los niños que maman durante un embarazo posterior de sus madres se destetan solos (En nuestro estudio el 62% y en otro similar hecho en EEUU el 57% [1][2]. Esto puede ocurrir en cualquier momento pero hay dos especialmente significativos. Hacia el 3º- 4º mes de embarazo suele producirse una considerable disminución de la producción de leche debido a la interacción de las hormonas del embarazo con las de la lactancia. Sale poca leche y algunos niños pierden interés. Hacia el 5º-6º mes de embarazo, la madre empieza a producir calostro, con el consiguiente cambio de sabor, que da lugar a que algunos niños rechacen entonces el pecho. De todos modos siempre hay niños a los que la cantidad o sabor de la leche les es indiferente y siguen mamando sin inmutarse hasta el nacimiento de su hermanito. Entonces empieza la lactancia en tándem.
Aunque no sabemos si la composición del calostro es idéntica con lactancia que sin ella, lo cierto es que calostro hay, en grandes cantidades, y ambos hermanos pueden beneficiarse de sus propiedades únicas. Se ha observado que los recién nacidos que lactan en tándem con su hermano mayor pierden menos peso al nacer, y lo recuperan más rápidamente, al contar con una producción de leche ininterrumpida y la ayuda del hermano para estimular. El proceso de la "subida" se repite, pero con mayor facilidad y rapidez, además la posible ingurgitación es más fácil de resolver si son dos a drenar. En nuestra encuesta observamos que, durante el primer mes de vida, el recién nacido aumentaba de media un 25% más de peso que su hermano a la misma edad. Aunque se hace difícil asegurar si esto es por la lactancia en tándem, por una mayor experiencia y mejor técnica de lactancia de la madre o por cualquier otro motivo, lo que está claro es que lactar en tándem no perjudica el correcto desarrollo del bebé. Además es habitual que en el hermano menor no se observen las conocidas "crisis de crecimiento" que sufren otros recién nacidos. Siempre parece haber leche de sobra y no le hace falta sobrestimular para aumentar la producción.
En algunas culturas en que la lactancia en tándem es una práctica aceptada también se encuentra el mito de que el embarazo puede "pudrir" o "estropear" la leche de la madre produciendo enfermedades en el hijo mayor, de modo que si se observan diarreas u otros trastornos se procede al destete. En el 63'15% de los casos de nuestra encuesta las madres comentaron que a partir del 5º-6º mes de embarazo el niño que seguía mamando empezaba a sufrir una diarrea leve. A algunos niños se les practicó cultivos en heces, no encontrando nada patológico en ellos. Esta diarrea coincide con la aparición del calostro, por lo que nos inclinamos a pensar que es debida al efecto laxante del mismo. Este trastorno es inofensivo y desaparece varios días después del parto. Encontramos en Medline un estudio hecho en Buthan sobre el tema [1][3],en el que se exponía que los niños que eran destetados durante un embarazo posterior de sus madres mostraban un reducido aumento de peso y una mayor incidencia de enfermedades infecciosas respecto, no solamente a los no destetados, sino también a otros niños de la misma edad a los que se destetaba sin embarazo de por medio. Los autores concluyen que el estrés sufrido por el niño debido al destete brusco en dichas circunstancias, debilita su inmunidad y afecta a su apetito.
La lactancia en tándem no favorece el contagio entre hermanos. En nuestra encuesta las madres coincidieron mayoritariamente en que el recién nacido comparativamente enfermaba menos que el mayor a la misma edad. Cualquier madre con mas de un hijo sabe perfectamente que besar, babosear y acariciar al nuevo hermanito es uno de los entretenimientos favoritos de los otros hijos. Pensar que se van a contagiar mas por compartir el pezón que por otros tipos de contacto no parece tener fundamento. Sin embargo se puede especular sobre el hecho de que si el hermano mayor no ha dejado de mamar y ha vuelto a beneficiarse por segunda vez de las propiedades inmunológicas del calostro, será más resistente a las enfermedades que si no lo hubiera hecho, lo que servirá también de protección al pequeño sobretodo si el mayor ya va al colegio o a la guardería. También es probable el hecho de que la madre comparta la misma inmunidad con ambos hijos, con lo cual el pequeño recibe defensas para luchar contra los virus o bacterias de las que el mayor es portador.
Amamantar en tándem tampoco parece perjudicar a la madre. La lactancia del hijo mayor suele producir una amenorrea más prolongada lo que favorece la recuperación de la madre tras el embarazo. Seguir dando el pecho durante el nuevo embarazo no parece tener un gran coste físico probablemente debido al importante descenso de producción. La lactancia en tándem puede producir además una amenorrea todavía más larga. Aunque es habitual que al nacer el hermanito, el mayor pase por una fase de aumento de demanda del pecho de la madre (a menudo sucede que mama más que el pequeño), poco a poco volverá a su ritmo habitual de una o dos veces al día, generalmente para dormirse. Es común que aunque la madre amamante a demanda a su bebé imponga más tarde o más pronto ciertos límites al acceso del mayor al pecho.
Entre las ventajas que las madres han destacado de amamantar en tándem está el hecho de que parece ayudar a una mejor adaptación de los hermanos, permite sobrellevar mejor los episodios de celos y crea un vínculo muy especial entre ambos. También establece un tipo de relación distinta entre la madre y el hijo mayor, basada en el respeto, sin afectar negativamente el vínculo con el pequeño con cuyas necesidades y demandas la madre parece estar "especialmente sintonizada".
Entre los inconvenientes destacan la sensación de agobio ante las demandas del mayor así como la aparición de sentimientos confusos y contradictorios. En las pocas referencias bibliográficas que se encuentran sobre lactancia en tándem se hace referencia a que las madres "a menudo tienen sentimientos encontrados; de vez en cuando sienten rencor hacia sus hijos mayores, ponen en duda la validez de lo que están haciendo y se enfrentan con la doble demanda de su cuerpo" o a que "si la madre se siente resentida hacia el hijo mayor que mama, ha llegado el momento de destetar suave pero firmemente". Estas opiniones dan a entender que tener sentimientos negativos hacia el hijo mayor, cuando la madre se está vinculando con el recién nacido, es patrimonio exclusivo de la lactancia en tándem y el destete lo soluciona todo, pero lo cierto es que madres que no amamantaban a sus hijos mayores también han expresado sentimientos similares al nacer su segundo hijo. En cualquier caso cada madre vive la experiencia a su manera e igual que llegado a este punto alguna madre ha destetado al mayor por sus propias razones particulares, otras no lo han hecho.
Mención especial merece la actitud de los profesionales al respecto a la lactancia con embarazo y a la lactancia en tándem (TABLA II). En nuestra encuesta el 10'64% de madres reconocieron no habérselo dicho al ginecólogo y el 23'53% no se lo dijo al pediatra. Las razones principales son que, o bien no se atrevieron, o prefirieron evitarse discusiones. De las que sí lo comentaron, una pequeña minoría no tuvo ningún problema con el tema, en el resto de los casos hubo algunos sentimientos de indiferencia, por parte sobre todo de los ginecólogos, pero mayoritariamente, sobre todo en los pediatras (76'92%), el sentimiento fue de rechazo. Aunque la evolución positiva del embarazo y el correcto desarrollo del recién nacido solían mejorar las cosas con el paso del tiempo, varias madres han manifestado su descontento por haber sido víctimas de tanta presión negativa.
Gema Cárcamo González
Directora de Multilacta, lactancia materna de gemelos o mas múltiples.
Está científicamente demostrado que el solapamiento de embarazo y lactancia no afecta negativamente al desarrollo fetal. Sea cual sea el coste, éste repercute en la madre aunque no parece que dicho coste sea excesivamente alto.
En un estudio prospectivo de búsqueda, captación de casos y recogida de datos en una encuesta, que realizamos en Barcelona a finales de 1999 (los ítems de la encuesta se recogen en el Anexo I del documento) de las 47 madres entrevistadas que habían decidido no destetar, las pocas a las que se detectó anemia en el embarazo con lactancia también se les había detectado en el primer embarazo. Incluso hubo algún caso en el que la tuvieron en el primer embarazo pero no en el segundo y ninguno a la inversa. Tampoco hay evidencia científica de que amamantar durante el embarazo aumente las probabilidades de sufrir abortos o partos prematuros. Está documentado el hecho de que la estimulación de los pezones durante el embarazo produce contracciones. Cerca del 60% de las madres entrevistadas en dicho estudio reconocieron haber tenido contracciones mientras su hijo mamaba pero en todos los casos cedían espontáneamente al momento que el niño soltaba el pecho y ninguna de estas madres tuvo amenaza de parto prematuro, ni la duración del embarazo en semanas varió significativamente en relación al primer embarazo sin lactancia.
Las madres que deciden compaginar lactancia y embarazo inician un viaje con un destino incierto. La razón principal de su decisión suele ser el respeto a las necesidades del hijo mayor, seguida del deseo de vivir la experiencia en sí misma. Sin embargo algunas madres, a pesar de empezar con ilusión, destetan al poco tiempo por lo general debido a la extrema sensibilidad de los pezones durante el primer trimestre que hace que la lactancia les resulte dolorosa o desagradable. Otras, que lo viven positivamente, pueden encontrarse con la sorpresa de que es su hijo quien se desteta por su cuenta. Alrededor del 60% de los niños que maman durante un embarazo posterior de sus madres se destetan solos (En nuestro estudio el 62% y en otro similar hecho en EEUU el 57% [1][2]. Esto puede ocurrir en cualquier momento pero hay dos especialmente significativos. Hacia el 3º- 4º mes de embarazo suele producirse una considerable disminución de la producción de leche debido a la interacción de las hormonas del embarazo con las de la lactancia. Sale poca leche y algunos niños pierden interés. Hacia el 5º-6º mes de embarazo, la madre empieza a producir calostro, con el consiguiente cambio de sabor, que da lugar a que algunos niños rechacen entonces el pecho. De todos modos siempre hay niños a los que la cantidad o sabor de la leche les es indiferente y siguen mamando sin inmutarse hasta el nacimiento de su hermanito. Entonces empieza la lactancia en tándem.
Aunque no sabemos si la composición del calostro es idéntica con lactancia que sin ella, lo cierto es que calostro hay, en grandes cantidades, y ambos hermanos pueden beneficiarse de sus propiedades únicas. Se ha observado que los recién nacidos que lactan en tándem con su hermano mayor pierden menos peso al nacer, y lo recuperan más rápidamente, al contar con una producción de leche ininterrumpida y la ayuda del hermano para estimular. El proceso de la "subida" se repite, pero con mayor facilidad y rapidez, además la posible ingurgitación es más fácil de resolver si son dos a drenar. En nuestra encuesta observamos que, durante el primer mes de vida, el recién nacido aumentaba de media un 25% más de peso que su hermano a la misma edad. Aunque se hace difícil asegurar si esto es por la lactancia en tándem, por una mayor experiencia y mejor técnica de lactancia de la madre o por cualquier otro motivo, lo que está claro es que lactar en tándem no perjudica el correcto desarrollo del bebé. Además es habitual que en el hermano menor no se observen las conocidas "crisis de crecimiento" que sufren otros recién nacidos. Siempre parece haber leche de sobra y no le hace falta sobrestimular para aumentar la producción.
En algunas culturas en que la lactancia en tándem es una práctica aceptada también se encuentra el mito de que el embarazo puede "pudrir" o "estropear" la leche de la madre produciendo enfermedades en el hijo mayor, de modo que si se observan diarreas u otros trastornos se procede al destete. En el 63'15% de los casos de nuestra encuesta las madres comentaron que a partir del 5º-6º mes de embarazo el niño que seguía mamando empezaba a sufrir una diarrea leve. A algunos niños se les practicó cultivos en heces, no encontrando nada patológico en ellos. Esta diarrea coincide con la aparición del calostro, por lo que nos inclinamos a pensar que es debida al efecto laxante del mismo. Este trastorno es inofensivo y desaparece varios días después del parto. Encontramos en Medline un estudio hecho en Buthan sobre el tema [1][3],en el que se exponía que los niños que eran destetados durante un embarazo posterior de sus madres mostraban un reducido aumento de peso y una mayor incidencia de enfermedades infecciosas respecto, no solamente a los no destetados, sino también a otros niños de la misma edad a los que se destetaba sin embarazo de por medio. Los autores concluyen que el estrés sufrido por el niño debido al destete brusco en dichas circunstancias, debilita su inmunidad y afecta a su apetito.
La lactancia en tándem no favorece el contagio entre hermanos. En nuestra encuesta las madres coincidieron mayoritariamente en que el recién nacido comparativamente enfermaba menos que el mayor a la misma edad. Cualquier madre con mas de un hijo sabe perfectamente que besar, babosear y acariciar al nuevo hermanito es uno de los entretenimientos favoritos de los otros hijos. Pensar que se van a contagiar mas por compartir el pezón que por otros tipos de contacto no parece tener fundamento. Sin embargo se puede especular sobre el hecho de que si el hermano mayor no ha dejado de mamar y ha vuelto a beneficiarse por segunda vez de las propiedades inmunológicas del calostro, será más resistente a las enfermedades que si no lo hubiera hecho, lo que servirá también de protección al pequeño sobretodo si el mayor ya va al colegio o a la guardería. También es probable el hecho de que la madre comparta la misma inmunidad con ambos hijos, con lo cual el pequeño recibe defensas para luchar contra los virus o bacterias de las que el mayor es portador.
Amamantar en tándem tampoco parece perjudicar a la madre. La lactancia del hijo mayor suele producir una amenorrea más prolongada lo que favorece la recuperación de la madre tras el embarazo. Seguir dando el pecho durante el nuevo embarazo no parece tener un gran coste físico probablemente debido al importante descenso de producción. La lactancia en tándem puede producir además una amenorrea todavía más larga. Aunque es habitual que al nacer el hermanito, el mayor pase por una fase de aumento de demanda del pecho de la madre (a menudo sucede que mama más que el pequeño), poco a poco volverá a su ritmo habitual de una o dos veces al día, generalmente para dormirse. Es común que aunque la madre amamante a demanda a su bebé imponga más tarde o más pronto ciertos límites al acceso del mayor al pecho.
Entre las ventajas que las madres han destacado de amamantar en tándem está el hecho de que parece ayudar a una mejor adaptación de los hermanos, permite sobrellevar mejor los episodios de celos y crea un vínculo muy especial entre ambos. También establece un tipo de relación distinta entre la madre y el hijo mayor, basada en el respeto, sin afectar negativamente el vínculo con el pequeño con cuyas necesidades y demandas la madre parece estar "especialmente sintonizada".
Entre los inconvenientes destacan la sensación de agobio ante las demandas del mayor así como la aparición de sentimientos confusos y contradictorios. En las pocas referencias bibliográficas que se encuentran sobre lactancia en tándem se hace referencia a que las madres "a menudo tienen sentimientos encontrados; de vez en cuando sienten rencor hacia sus hijos mayores, ponen en duda la validez de lo que están haciendo y se enfrentan con la doble demanda de su cuerpo" o a que "si la madre se siente resentida hacia el hijo mayor que mama, ha llegado el momento de destetar suave pero firmemente". Estas opiniones dan a entender que tener sentimientos negativos hacia el hijo mayor, cuando la madre se está vinculando con el recién nacido, es patrimonio exclusivo de la lactancia en tándem y el destete lo soluciona todo, pero lo cierto es que madres que no amamantaban a sus hijos mayores también han expresado sentimientos similares al nacer su segundo hijo. En cualquier caso cada madre vive la experiencia a su manera e igual que llegado a este punto alguna madre ha destetado al mayor por sus propias razones particulares, otras no lo han hecho.
Mención especial merece la actitud de los profesionales al respecto a la lactancia con embarazo y a la lactancia en tándem (TABLA II). En nuestra encuesta el 10'64% de madres reconocieron no habérselo dicho al ginecólogo y el 23'53% no se lo dijo al pediatra. Las razones principales son que, o bien no se atrevieron, o prefirieron evitarse discusiones. De las que sí lo comentaron, una pequeña minoría no tuvo ningún problema con el tema, en el resto de los casos hubo algunos sentimientos de indiferencia, por parte sobre todo de los ginecólogos, pero mayoritariamente, sobre todo en los pediatras (76'92%), el sentimiento fue de rechazo. Aunque la evolución positiva del embarazo y el correcto desarrollo del recién nacido solían mejorar las cosas con el paso del tiempo, varias madres han manifestado su descontento por haber sido víctimas de tanta presión negativa.
Gema Cárcamo González
Directora de Multilacta, lactancia materna de gemelos o mas múltiples.
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