Mordiscos
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Mordiscos
Son muchas las madres que nos comentan que su bebé le muerde el pecho y es lógico que la madre se preocupe por esta situación, cuando la lactancia ha ido muy bien y ambos disfrutaban de un experiencia maravillosa.
Algunos bebés nunca muerden, otros tan solo muerden una sola vez, pero a veces los mordiscos duran varios días y la situación se hace especialmente tensa y dolorosa para la madre. Ante una situación así estas sugerencias que indicamos a continuación, pueden venir muy bien a la madre.
Hacer planes por adelantado
Dar el pecho en un cuarto tranquilo, alejado de la tele y del ruido.
Bajar la persiana del cuarto y cerrar cortinas para quitar luz a la habitación.
Prestar total atención al bebé mientras la madre da el pecho, nada de hablar por teléfono ni hacer cosas que pueden distraer al bebé.
Dar el pecho con frecuencia para que haya una buena producción y la leche salga abundante y sin problemas cuando mame el bebé.
Retirar al bebé del pecho en cuanto da señales de haber quedado satisfecho. Un bebé que muerde no tiene hambre.
Si da más señales de estar pasándolo mal con la dentición, darle a morder algún objeto duro y fresco antes de ponerlo al pecho. Esto le aliviará y puede perder el interés por morder la teta. ¿ Qué hacer si el bebé muerde?
Decirle “¡no¡” y poner cara de enfadada. No sonreír para nada. Los bebés entienden muy bien todas estas señales.
Dar por finalizada la toma y expresárselo.
Vigilar al bebé hacia el final de la toma que es cuando tiende a morder.
Fijarse si hay otros comportamientos que acompañan a los mordiscos, la hora del día, la posición empleada, el nivel de interés. Intentar no dar el pecho en esos momentos.
Si comienza a morder, empujar al bebé hacia adentro o introducir un dedo en la boca para romper la succión.
Cuando la lactancia funciona bien, elogiar al bebé, acariciarle dulcemente.
Una buena comunicación entre madre y bebé puede ser la clave y a veces para recuperarla y como forma muy positiva de solucionar conflictos, se emplea el “método del Renacimiento”. Este método puede ser la solución a los mordiscos y no es más que volver a rememorar los momentos del posparto, aquellos primeros días con nuestro bebé, esos días en que ambos establecen un vínculo afectivo intenso y amoroso que hace que los dos se necesiten y se entreguen. Este método propicia volver a sentir y a recordar intensamente a través del contacto piel a piel, aquella experiencia y el olor de ambos cuerpos, la proximidad, ese juego amoroso entre madre y bebé, crea un clima de confianza y de intimidad tal, que tiene la fuerza y la capacidad de restablecer la armonía y sincronía entre ambos, para que de nuevo la lactancia pueda fluir con tanto placer como hasta el momento.
Algunos bebés nunca muerden, otros tan solo muerden una sola vez, pero a veces los mordiscos duran varios días y la situación se hace especialmente tensa y dolorosa para la madre. Ante una situación así estas sugerencias que indicamos a continuación, pueden venir muy bien a la madre.
Hacer planes por adelantado
Dar el pecho en un cuarto tranquilo, alejado de la tele y del ruido.
Bajar la persiana del cuarto y cerrar cortinas para quitar luz a la habitación.
Prestar total atención al bebé mientras la madre da el pecho, nada de hablar por teléfono ni hacer cosas que pueden distraer al bebé.
Dar el pecho con frecuencia para que haya una buena producción y la leche salga abundante y sin problemas cuando mame el bebé.
Retirar al bebé del pecho en cuanto da señales de haber quedado satisfecho. Un bebé que muerde no tiene hambre.
Si da más señales de estar pasándolo mal con la dentición, darle a morder algún objeto duro y fresco antes de ponerlo al pecho. Esto le aliviará y puede perder el interés por morder la teta. ¿ Qué hacer si el bebé muerde?
Decirle “¡no¡” y poner cara de enfadada. No sonreír para nada. Los bebés entienden muy bien todas estas señales.
Dar por finalizada la toma y expresárselo.
Vigilar al bebé hacia el final de la toma que es cuando tiende a morder.
Fijarse si hay otros comportamientos que acompañan a los mordiscos, la hora del día, la posición empleada, el nivel de interés. Intentar no dar el pecho en esos momentos.
Si comienza a morder, empujar al bebé hacia adentro o introducir un dedo en la boca para romper la succión.
Cuando la lactancia funciona bien, elogiar al bebé, acariciarle dulcemente.
Una buena comunicación entre madre y bebé puede ser la clave y a veces para recuperarla y como forma muy positiva de solucionar conflictos, se emplea el “método del Renacimiento”. Este método puede ser la solución a los mordiscos y no es más que volver a rememorar los momentos del posparto, aquellos primeros días con nuestro bebé, esos días en que ambos establecen un vínculo afectivo intenso y amoroso que hace que los dos se necesiten y se entreguen. Este método propicia volver a sentir y a recordar intensamente a través del contacto piel a piel, aquella experiencia y el olor de ambos cuerpos, la proximidad, ese juego amoroso entre madre y bebé, crea un clima de confianza y de intimidad tal, que tiene la fuerza y la capacidad de restablecer la armonía y sincronía entre ambos, para que de nuevo la lactancia pueda fluir con tanto placer como hasta el momento.
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