LACTANCIA MATERNA: EL PRIMER SEGURO DE VIDA
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LACTANCIA MATERNA: EL PRIMER SEGURO DE VIDA
Fecha de publicación 21 de mayo de 2001 Pilar Quejada
La OMS considera la lactancia materna la forma más adecuada de alimentación durante los seis primeros meses de vida. En España, el 80 por ciento de las madres deciden amamantar a sus hijos, pero al mes sólo continúan el 20 por ciento. Así lo revela un reciente estudio, según el cual las dudas que se plantean tras el parto son el principal motivo de abandono. Los especialistas son claros: la lactancia necesita de un aprendizaje para que tenga éxito
La lactancia materna constituye la mejor forma de alimentación para el bebé. No obstante, en las últimas décadas esta práctica ha ido decreciendo en los países industrializados, incluido el nuestro, a pesar de las importantes ventajas que supone para el lactante. Consciente de ello, la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), se han fijado como meta para el año 2005 la que no se pudo cumplir el año pasado: que al menos el 50 por ciento de las madres amamanten a sus hijos como mínimo hasta los seis meses. Para promover la lactancia desde el medio hospitalario y fuera de él, ambas organizaciones han puesto en marcha la Iniciativa Hospital Amigo de los Niños (IHAN), que en nuestro país coordina el doctor Luis Ruiz. Informar a las embarazadas de las ventajas de la lactancia materna y cómo realizarla, así como facilitar esta práctica en la media hora siguiente al parto, son dos de los diez puntos que deben cumplir los hospitales que se adhieran a esta iniciativa.
En España, el 80 por ciento de las madres elige dar el pecho a sus hijos, pero al cabo del primer mes desisten más de la cuarta parte, según un estudio llevado a cabo en el Hospital Vall d’Hebrón, de Barcelona. Uno de los objetivos del estudio era ver la influencia de la educación sanitaria de la madre en la prevalencia de la lactancia: «Pudimos comprobar que las mujeres que tenían asesoramiento antes del parto y sobre todo durante el primer mes del bebé, continuaban con la lactancia en mayor porcentaje que las que no lo tenían», explica Lucía Burgos, una de las autoras del trabajo.
Y es que, según el doctor Jesús Martín-Calama, coordinador del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, «se ha generado la opinión de que dar el pecho es fácil. Y no es cierto. A pesar de sus ventajas innegables, la lactancia es una fuente de dudas y problemas. A veces no nos damos cuenta de que amamantar no es un comportamiento instintivo para la madre, sino que requiere un aprendizaje».
En opinión del doctor Ruiz, «el declive que ha sufrido la lactancia materna tiene un origen múltiple, coexistiendo factores sociales, educacionales, económicos, etc». Antes la información referente a la lactancia la daban las madres u otras mujeres del entorno que habían amamantado a sus hijos. Pero hoy muchas de las féminas que crían al pecho «no han recibido lactancia materna ni la han visto dar nunca. Por eso es tan importante el apoyo de los grupos de madres que funcionan en nuestro país y que enseñan cómo hacerlo».
Estos grupos, cuya promoción prevé la IHAN en su punto décimo, están presentes en casi todas las Comunidades, aunque no hay una federación que los agrupe. Su importancia es fundamental porque, así como en el hospital la madre se siente atendida, «cuando llega a casa todavía no hay una buena producción de leche, hay que atender a las visitas, limpiar la casa, cuidar al hijo mayor... Los familiares en ocasiones no son conscientes de que dar el pecho requiere descanso y una dedicación casi exclusiva durante los primeros días, en los que las tomas son a demanda del pequeño. A la madre no se le puede pedir más. Y hay que dar apoyo. Y con todo esto, al cabo de tres o cuatro semanas las cosas empiezan a ir bien. Por eso es importante transmitir la idea de que es cierto que el pecho es muy bueno, pero que no es fácil y exige dedicación y apoyo del entorno, y la recompensa viene al final».
ORO BLANCO
No hay ningún producto que tenga las mismas cualidades que la leche de la madre. Ésta es el resultado de una larga evolución y se adapta perfectamente a las necesidades del nuevo ser. “Añadir a los preparados artificiales todos los componentes de la leche materna no sería posible ni económicamente viable”, explica el doctor Jaime Maciá Martín, jefe de Pediatría del Hospital Josep Trueta, de Gerona, el primero en sumarse a la IHAN. El doctor Ruiz añade más cualidades: «Es un producto vivo. Contiene anticuerpos (inmunoglobulinas), células inmunitarias y proteínas que contribuyen a la defensa del recién nacido y favorecen su maduración. No es de extrañar que en Andalucía se hable de ’’oro blanco’’ para referirse a ella». Muchos de sus componentes se encargan de proteger al bebé mientras el sistema inmunitario completa su desarrollo. Los oligosacáridos, por ejemplo, sustancias ausentes en los preparados artificiales, están en gran cantidad en la leche (hasta un 20 por ciento) durante las primeras semanas. Actúan a modo de señuelos en los que quedan atrapadas las bacterias. Una función parecida cumple la lactoferrina, una proteína que pone fuera del alcance de los microorganismos el hierro, un elemento esencial para la proliferación bacteriana. Pero no sólo contiene lo necesario para mantener a raya los gérmenes nocivos para el bebé, sino también otros factores que favorecen el desarrollo de bacterias útiles, como el Lactobacillus bífidus, un microorganismo beneficioso de la flora intestinal.
Esta ayuda que la madre presta al recién nacido a través de la leche es fundamental durante los primeros meses de vida, cuando el sistema inmunitario del bebé aún es incapaz de hacer frente por sí mismo a las amenazas del entorno. Se ha comprobado que los niños amamantados tienen menos infecciones intestinales, respiratorias y del tracto urinario. Además son menos proclives a padecer otitis media o meningitis. También hay datos que indican que la incidencia de dolencias en las que están implicados mecanismos inflamatorios (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa) o reacciones autoinmunitarias (diabetes mellitus), se dan con menor frecuencia en niños lactados de forma natural, apunta la doctora Ana Muñoz Guillén, del Servicio de Neonatología del Hospital Universitario La Fe, de Valencia.
En el desarrollo de estas enfermedades parece jugar un papel importante la madurez del sistema digestivo del recién nacido, explica el doctor Martín-Calama: «El epitelio que tapiza el tubo digestivo de los niños ya mayores o del adulto es una superficie impermeable, que sólo permite el paso de moléculas muy específicas, ya digeridas. Por el contrario, en el lactante de pocos meses no está completamente cerrado, sino que quedan huecos por los que pueden pasar moléculas grandes, como algunas proteínas de la leche de vaca. Esto favorece que los críos que toman fórmulas artificiales puedan inmunizarse y tener reacciones alérgicas».
Además, los primeros meses de vida son cruciales para que el sistema inmunológico aprenda a distinguir lo que le pertenece -y, por tanto, no debe atacar- de lo que viene de fuera y constituye una amenaza. Y al parecer, tomar proteínas extrañas de una especie distinta puede interferir en ese mecanismo de reconocimiento de lo propio, provocando errores que podrían después manifestarse a largo plazo en forma de enfermedades autoinmunes como la diabetes.
Aparte de las ventajas frente a infecciones, la leche materna favorece también la maduración neurológica del recién nacido. Y los oligosacáricos juegan de nuevo un papel importante en este proceso. El doctor Víctor Martín López, del Hospital de la Zarzuela, de Madrid, indica que «la leche materna hace que los bebés tengan una mejor digestión, evitando en gran medida los cólicos».
Ventajas para la madre. Relación madre-hijo
Relación madre-hijo
La vuelta al trabajo
-«Un recién nacido debería recibir lactancia materna exclusiva los seis primeros meses. Lo que ocurre es que a partir del cuarto, por la incorporación de la madre al trabajo, se empieza a dar una alimentación complementaria», señala el doctor Jaime Maciá Martín.
No obstante, hoy en día hay en el mercado utensilios que permiten continuar con la lactancia aunque la mujer se incorpore al trabajo, señala Lucía Burgos: «Hay sacaleches con bolsa recolectora y neveras transportables. La leche materna se conserva en la nevera entre 24 y 48 horas, y se puede congelar durante tres meses».
Existen muy pocas contraindicaciones que desaconsejan la lactancia materna: «Que la madre sea portadora del virus del sida. Las hepatitis, por el contrario, no la contraindican», señala el doctor Maciá. Pero la principal es que la madre no quiera amamanntar al niño. «Se intenta promocionar la lactancia materna como la mejor opción -dice Burgos-. No obstante, una cosa debe quedar clara: la decisión siempre ha de ser de la madre».
La OMS considera la lactancia materna la forma más adecuada de alimentación durante los seis primeros meses de vida. En España, el 80 por ciento de las madres deciden amamantar a sus hijos, pero al mes sólo continúan el 20 por ciento. Así lo revela un reciente estudio, según el cual las dudas que se plantean tras el parto son el principal motivo de abandono. Los especialistas son claros: la lactancia necesita de un aprendizaje para que tenga éxito
La lactancia materna constituye la mejor forma de alimentación para el bebé. No obstante, en las últimas décadas esta práctica ha ido decreciendo en los países industrializados, incluido el nuestro, a pesar de las importantes ventajas que supone para el lactante. Consciente de ello, la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), se han fijado como meta para el año 2005 la que no se pudo cumplir el año pasado: que al menos el 50 por ciento de las madres amamanten a sus hijos como mínimo hasta los seis meses. Para promover la lactancia desde el medio hospitalario y fuera de él, ambas organizaciones han puesto en marcha la Iniciativa Hospital Amigo de los Niños (IHAN), que en nuestro país coordina el doctor Luis Ruiz. Informar a las embarazadas de las ventajas de la lactancia materna y cómo realizarla, así como facilitar esta práctica en la media hora siguiente al parto, son dos de los diez puntos que deben cumplir los hospitales que se adhieran a esta iniciativa.
En España, el 80 por ciento de las madres elige dar el pecho a sus hijos, pero al cabo del primer mes desisten más de la cuarta parte, según un estudio llevado a cabo en el Hospital Vall d’Hebrón, de Barcelona. Uno de los objetivos del estudio era ver la influencia de la educación sanitaria de la madre en la prevalencia de la lactancia: «Pudimos comprobar que las mujeres que tenían asesoramiento antes del parto y sobre todo durante el primer mes del bebé, continuaban con la lactancia en mayor porcentaje que las que no lo tenían», explica Lucía Burgos, una de las autoras del trabajo.
Y es que, según el doctor Jesús Martín-Calama, coordinador del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, «se ha generado la opinión de que dar el pecho es fácil. Y no es cierto. A pesar de sus ventajas innegables, la lactancia es una fuente de dudas y problemas. A veces no nos damos cuenta de que amamantar no es un comportamiento instintivo para la madre, sino que requiere un aprendizaje».
En opinión del doctor Ruiz, «el declive que ha sufrido la lactancia materna tiene un origen múltiple, coexistiendo factores sociales, educacionales, económicos, etc». Antes la información referente a la lactancia la daban las madres u otras mujeres del entorno que habían amamantado a sus hijos. Pero hoy muchas de las féminas que crían al pecho «no han recibido lactancia materna ni la han visto dar nunca. Por eso es tan importante el apoyo de los grupos de madres que funcionan en nuestro país y que enseñan cómo hacerlo».
Estos grupos, cuya promoción prevé la IHAN en su punto décimo, están presentes en casi todas las Comunidades, aunque no hay una federación que los agrupe. Su importancia es fundamental porque, así como en el hospital la madre se siente atendida, «cuando llega a casa todavía no hay una buena producción de leche, hay que atender a las visitas, limpiar la casa, cuidar al hijo mayor... Los familiares en ocasiones no son conscientes de que dar el pecho requiere descanso y una dedicación casi exclusiva durante los primeros días, en los que las tomas son a demanda del pequeño. A la madre no se le puede pedir más. Y hay que dar apoyo. Y con todo esto, al cabo de tres o cuatro semanas las cosas empiezan a ir bien. Por eso es importante transmitir la idea de que es cierto que el pecho es muy bueno, pero que no es fácil y exige dedicación y apoyo del entorno, y la recompensa viene al final».
ORO BLANCO
No hay ningún producto que tenga las mismas cualidades que la leche de la madre. Ésta es el resultado de una larga evolución y se adapta perfectamente a las necesidades del nuevo ser. “Añadir a los preparados artificiales todos los componentes de la leche materna no sería posible ni económicamente viable”, explica el doctor Jaime Maciá Martín, jefe de Pediatría del Hospital Josep Trueta, de Gerona, el primero en sumarse a la IHAN. El doctor Ruiz añade más cualidades: «Es un producto vivo. Contiene anticuerpos (inmunoglobulinas), células inmunitarias y proteínas que contribuyen a la defensa del recién nacido y favorecen su maduración. No es de extrañar que en Andalucía se hable de ’’oro blanco’’ para referirse a ella». Muchos de sus componentes se encargan de proteger al bebé mientras el sistema inmunitario completa su desarrollo. Los oligosacáridos, por ejemplo, sustancias ausentes en los preparados artificiales, están en gran cantidad en la leche (hasta un 20 por ciento) durante las primeras semanas. Actúan a modo de señuelos en los que quedan atrapadas las bacterias. Una función parecida cumple la lactoferrina, una proteína que pone fuera del alcance de los microorganismos el hierro, un elemento esencial para la proliferación bacteriana. Pero no sólo contiene lo necesario para mantener a raya los gérmenes nocivos para el bebé, sino también otros factores que favorecen el desarrollo de bacterias útiles, como el Lactobacillus bífidus, un microorganismo beneficioso de la flora intestinal.
Esta ayuda que la madre presta al recién nacido a través de la leche es fundamental durante los primeros meses de vida, cuando el sistema inmunitario del bebé aún es incapaz de hacer frente por sí mismo a las amenazas del entorno. Se ha comprobado que los niños amamantados tienen menos infecciones intestinales, respiratorias y del tracto urinario. Además son menos proclives a padecer otitis media o meningitis. También hay datos que indican que la incidencia de dolencias en las que están implicados mecanismos inflamatorios (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa) o reacciones autoinmunitarias (diabetes mellitus), se dan con menor frecuencia en niños lactados de forma natural, apunta la doctora Ana Muñoz Guillén, del Servicio de Neonatología del Hospital Universitario La Fe, de Valencia.
En el desarrollo de estas enfermedades parece jugar un papel importante la madurez del sistema digestivo del recién nacido, explica el doctor Martín-Calama: «El epitelio que tapiza el tubo digestivo de los niños ya mayores o del adulto es una superficie impermeable, que sólo permite el paso de moléculas muy específicas, ya digeridas. Por el contrario, en el lactante de pocos meses no está completamente cerrado, sino que quedan huecos por los que pueden pasar moléculas grandes, como algunas proteínas de la leche de vaca. Esto favorece que los críos que toman fórmulas artificiales puedan inmunizarse y tener reacciones alérgicas».
Además, los primeros meses de vida son cruciales para que el sistema inmunológico aprenda a distinguir lo que le pertenece -y, por tanto, no debe atacar- de lo que viene de fuera y constituye una amenaza. Y al parecer, tomar proteínas extrañas de una especie distinta puede interferir en ese mecanismo de reconocimiento de lo propio, provocando errores que podrían después manifestarse a largo plazo en forma de enfermedades autoinmunes como la diabetes.
Aparte de las ventajas frente a infecciones, la leche materna favorece también la maduración neurológica del recién nacido. Y los oligosacáricos juegan de nuevo un papel importante en este proceso. El doctor Víctor Martín López, del Hospital de la Zarzuela, de Madrid, indica que «la leche materna hace que los bebés tengan una mejor digestión, evitando en gran medida los cólicos».
Ventajas para la madre. Relación madre-hijo
Relación madre-hijo
La vuelta al trabajo
-«Un recién nacido debería recibir lactancia materna exclusiva los seis primeros meses. Lo que ocurre es que a partir del cuarto, por la incorporación de la madre al trabajo, se empieza a dar una alimentación complementaria», señala el doctor Jaime Maciá Martín.
No obstante, hoy en día hay en el mercado utensilios que permiten continuar con la lactancia aunque la mujer se incorpore al trabajo, señala Lucía Burgos: «Hay sacaleches con bolsa recolectora y neveras transportables. La leche materna se conserva en la nevera entre 24 y 48 horas, y se puede congelar durante tres meses».
Existen muy pocas contraindicaciones que desaconsejan la lactancia materna: «Que la madre sea portadora del virus del sida. Las hepatitis, por el contrario, no la contraindican», señala el doctor Maciá. Pero la principal es que la madre no quiera amamanntar al niño. «Se intenta promocionar la lactancia materna como la mejor opción -dice Burgos-. No obstante, una cosa debe quedar clara: la decisión siempre ha de ser de la madre».
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