Vacuna de la gripe.

La vacuna de la gripe contiene tres cepas (dos tipo A y una tipo B) que representan los virus que más posibilidades de circular tienen en el invierno siguiente. La vacuna se fabrica a partir de virus cultivados en huevos embrionados de gallina que posteriormente son inactivados.


En base a los datos obtenidos de la vigilancia del virus de la gripe, la Organización Mundial de la Salud publica anualmente las recomendaciones sobre el contenido de la vacuna. Por ejemplo, este año se está utilizando una vacuna trivalente que contiene las siguientes cepas:


-A/Moscow/10/99 (H3N2)

-A/New Caledonia/20/99 (H1N1)

-B/Hong kong /330/2001


Efectividad de la vacuna: la mayor parte de los adultos desarrollan altos títulos de anticuerpos tras una dosis de vacuna. Estos anticuerpos únicamente son protectores frente a los virus de la gripe similares a los incluidos en la vacuna.


Riesgos de la vacuna: el riesgo de que la vacuna antigripal cause un daño grave es extremadamente pequeño, sin embargo, como con cualquier medicamento puede dar lugar a reacciones alérgicas serias.


El efecto secundario más frecuente tras la administración de la vacuna es escozor en el lugar de la inyección. Estas reacciones locales suelen durar menos de 48 horas y rara vez interfieren con la vida normal de los vacunados.


Las reacciones tales como fiebre, malestar o dolores musculares pueden aparecer tras la vacunación y son más frecuentes en niños de menos de 12 años y vacunados por primera vez. Estas reacciones se inician en las primeras 6-12 horas y suelen persistir 1-2 días.

No existe un ¿manual de prevención¿ para evitar totalmente la gripe sino pequeños consejos o recomendaciones que pueden ayudar a tener las defensas más altas y, por lo tanto, si el virus nos llega a infectar que sea de forma más leve.


Seguir una dieta equilibrada que incluya cereales integrales, verduras, marisco y sustancias como el ajo, consumir hierbas como la equinácea, el saúco, astrágalo y milenrama, aumentar la ingesta de vitamina C con frutas como la naranja, la mandarina o el limón son algunas de las recomendaciones más comunes.


Sin embargo, la vacuna es la medida que más garantiza la prevención sobre todo a personas mayores de 65 años, pacientes con bronconeumopatías crónicas, con cardiopatías, personal sanitario y niños. Todos ellos, excepto el personal sanitario, por tener las defensas más bajas.


Lo que debemos tener muy claro es que esta vacuna no ofrece una protección total, su índice se sitúa alrededor del 80 por ciento de individuos vacunados. Cada año, se realiza la vacuna que se aplicará el año siguiente con los anticuerpos del virus que se ha generado durante ese mismo año. Sin embargo, el virus puede sufrir mutaciones de un año a otro que no garantizan al 100% la prevención de esa enfermedad.


Se recomienda administrar la vacuna entre los meses de septiembre y octubre, meses en los que las corrientes de aire frío no han aparecido, ya que el efecto protector aparece a las dos semanas.


La vacuna antigripal debe ser administrada en una única dosis excepto para los niños que no han recibido ninguna dosis anterior, en los que se recomiendan dos dosis con un intervalo de 4 semanas.