Intoxicaciones.

Alimentarias
Se producen al tomar conservas cuyo envase no está en un estado óptimo. Por ingerir alimentos o agua contaminados o en mal estado. Por bebidas alcohólicas. Por setas no controladas.

Síntomas: Erupción cutánea, vómitos, diarreas, mareos, dolor de tripa que sube y baja de intensidad y, a veces, fiebre baja. Ciertas especies de amanitas pueden causar la muerte.

Si el niño tiene vómitos o diarreas, hay que evitar la deshidratación. Conviene darle líquidos en pequeñas cantidades y con mucha frecuencia. Es necesario consultar al pediatra enseguida aunque no tenga vómitos ni diarrea.

Por inhalación
Al respirar el humo de un incendio o el producido por el tubo de escape de un coche que está en un lugar cerrado. Con una estufa o caldera que no funciona bien.

Síntomas : Mareo, dolor de cabeza, vómitos y pérdida de consciencia.
Sacar al niño de la atmósfera viciada y acercarle hasta una ventana abierta para que le dé el aire.
Llevarle al médico aunque parezca que se encuentra bien.
El gas permanece en la sangre un tiempo y produce trastornos días más tarde.


Si está consciente:
Examinarle para comprobar si se ha hecho daño y preguntarle para averiguar el máximo de datos.

Si está inconsciente:
Tumbarle en el suelo o sobre una superficie dura; mientras tanto, otra persona llamará al 112.
Observar si respira (no se deben perder más de diez segundos en esta operación): acercar la cara a su boca, escuchar si pasa el aire, tratar de notar el aliento en la mejilla, observar si el pecho se mueve.

Si respira, colocarle en la posición lateral de seguridad hasta que llegue el médico (ver recuadro).

Si no respira, hay que hacerle la reanimación cardiopulmonar hasta que respire o llegue el médico (ver Guía Reanimación).

Prevención
Mantener en buen estado estufas, calentadores y cualquier aparato que realice una combustión.

No dejar los medicamentos o productos de limpieza al alcance del niño.

Guardar todos los productos tóxicos en un armario cerrado con llave.

Recoger los medicamentos o productos peligrosos después de su uso.

Conservar los medicamentos y productos de limpieza en su envase original.

Llamar a los fármacos por su nombre, no referirse a ellos como caramelos.

No conservar en casa medicamentos innecesarios.